lunes, 11 de julio de 2016

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA



LA EDUCACION EN EL PERIODO REVOLUCIONARIO
La revolución del 25 de Mayo de 1810 implicó un cambio inmediato en la situación política del Virreinato del Río de la Plata, con la constitución del Primer Gobierno Patrio. Pero el estado social, moral, religioso y cultural de la ex colonia no cambió inmediatamente.
El nuevo estado político (sustituyó al virrey por una junta de gobierno) originó un nuevo derecho basado en la soberanía del pueblo y renovó la estructura social del país, generando nuevos ideales que poco a poco llevaron a un cambio en el orden cultural e hicieron sentir, a la minoría ilustrada dirigente de la Revolución, la necesidad de una nueva concepción educativa, adaptada a las características de la novel organización política, a la educación se le impuso una nueva finalidad: formar la conciencia ciudadana.
Belgrano, en el Reglamento que dictara para las escuelas que fundó en el Norte, expresaba al referir se a los maestros que: debe preocuparse por inspirar a tu alumnos "……. un espíritu nacional que haga preferir el bien público al privado y estimar en más la calidad de americano que la de extranjero".
DIFUSION DE IDEAS EDUCACIONALES
Mariano Moreno reconoció la necesidad que de la educación tenía el nuevo orden político establecido por la Revolución. "Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después dé vacilar algún tiempo entré mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía".

Para asegurar la conservación del nuevo régimen se hacía indispensable formar la conciencia del pueblo, ilustrándolo mediante una intensa acción educacional, que no debía circunscribirse al terreno meramente escolar. Tan importante como la educación escolar era la obra educativa del libro y del periodismo. Por eso fundó la Biblioteca Pública, "uno de los signos de la ilustración de los pueblos y el medio más seguro para su conservación y fomento".
Publicó una reimpresión de El contrato social, "catecismo de los pueblos libres", con el fin de ilustrar a los hombres sobre sus intereses y derechos; y, consciente del derecho del pueblo de conocer la conducta de sus representantes, creó La Gaceta de Buenos Aires, cuyas columnas utilizó para "dar acceso a la verdad y a la introducción de las luces y de la ilustración", con el propósito de formar e informar al pueblo.
El padre Fray Francisco de Paula Castañeda fue un verdadero apóstol de la educación popular.Con toda crudeza afirmó que "en los años que llevamos de Revolución no hemos hecho cosa buena", pues, para él, los triunfos de las armas patriotas eran efímeros porque, no habiéndose resuelto el problema educativo, lo único que hacían era "sepultar en la ignorancia a las generaciones venideras". Para Castañeda, de la instrucción de los niños y de los jóvenes dependía no sólo el restablecimiento y desarrollo del comercio, de la industria y de las artes, sino la misma constitución política del país. La república nunca conseguiría la estabilidad de sus Instituciones a menos que, desde la infancia, se enseñara a observar fielmente cuanto tendiera al bien y utilidad del Estado. Sólo por medio de la educación sería posible llegar a formar en los ciudadanos una "segunda naturaleza o virtud nacional". Sostenía que para que las leyes resultasen eficaces debían ser precedidas por una buena educació , ya que"... las leyes por sí solas no pueden contener la disolución de las costumbres cuando llega a hacerse general; no pueden reglar las necesidades de los pueblos, ni su modo de vivir: las leyes no pueden obligar a que nos privemos de aquellas superfluidades que la moda, más poderosa que las leyes todas, ha introducido por uso general, y ha erigido en necesidades ficticias de la vida". Pero todo lo que no pueden las leyes, lo puede la educación. Su plan de estudios debía ser amplio e incluir enseñanzas complementarias con informaciones científicas y prácticas, con agregados estéticos (música, baile) y de ejercitación física (natación, equitación). "Los artefactos de todo género —decía el franciscano— también deben entrar en el plan de educación". Aunque las ideas del padre Castañeda no fueron coronadas por el éxito, su prédica contribuyó indiscutiblemente a difundir la convicción de que era necesaria la ilustración popular.
LA OBRA EDUCACIONAL DE LOS PRIMEROS GOBIERNOS PATRIOS
"Venid que de gracia se os da el néctar agradable y el licor divino de la sabiduría". Esta leyenda, que Belgrano mandó inscribir en el escudo de las escuelas que fundara en el Norte de la república, evidencia el elevado concepto que los hombres de la época revolucionaria tuvieron de la educación elemental. De la época revolucionaria queda, como un ideal la supresión , de los castigos corporales, que no pudo convertirse en realidad porque el espíritu reaccionario de los preceptores les impedía comprender que el cambio político debía influir en la educación manifestándose en un nuevo sistema disciplinario. De ahí que todas las disposiciones gubernativas fueran, en la realidad, letra muerta.
Hasta 1817, a pesar de los pocos medios disponibles debido a la situación político-económica, la enseñanza elemental tuvo algún desarrollo: Buenos Aires contó con siete escuelas fiscales de primeras letras y a la de Luján —la única que existía en la campaña en 1810— se habían agregado las de Morón, San Isidro, San José de Flores, San Fernando, Chascomús y Ensenada de Barragán. Este desarrollo de la educación elemental hizo pensar en la conveniencia de unificar el gobierno de las escuelas de la ciudad y de la campaña. Para ello, el Cabildo de Buenos Aires resolvió, el 31 de octubre de 1817, crear el cargo de Director General de Escuelas, para el cual designó al canónigo Saturnino Segurola.
Fuente: Solari, M.H. (1991)Historia de la Educacion Argentina. Buenos Aires. Argentina. Editorial Paidos. Pags.40-57. Disponible en http://www.ateneodelainfancia.org.ar/uploads/55418580_Historia_de_La_Educacion_Argentina.pdf